EL PACIENTE ES SAGRADO. SU CASA, UN SAGRARIO.

“¡Creo que un moribundo es, por así decirlo, sagrado! «
de la MONTAÑA MÁGICA de THOMAS MANN (1)

El paciente muriente es sagrado porque no es ya la persona que fue ni importa quién fue. Es una persona nueva, diferente, trasformada y configurada por sus dolores, sus repentinas incapacidades, su desesperación ante lo inevitable, sus miedos a la muerte, a las pérdidas y su tristeza sabiendo que sus días se acaban.

Es un hombre, una mujer, vencido por la enfermedad. Un hombre, una mujer, que nos pide a gritos, a veces gritos silenciosos, que lo ayudemos. Que no lo abandonemos, que le demos nuestro calor humano, nuestro corazón.

Es ahora otra persona: es un ser sagrado. 

Basta con que se nos hagan presentes los rostros, las miradas y gestos de estos pacientes, a los que acompañamos en el final de la vida, con los  que creamos un tan intenso vínculo.

Y si el enfermo es sagrado entonces su casa es un sagrario y su familia  los custodios y  dueños de ese espacio sagrado. A partir de este convencimiento cuando haciendo nuestro Servicio Hospice visitamos un enfermo, recordemos antes de la visita, su situación. Y si hay algo pendiente que quedó por resolver, programar lo que vamos a hacer y cómo lo vamos a hacer. 

Demos gracias por que nos abran la puerta a su intimidad, a sus costumbres, a sus formas de ser. A cosas por las que, tal vez, sienten vergüenza. Recordemos que, aunque nos anime la mayor buena voluntad, siempre llegamos como extraños porque lo somos en ese hogar. Agradezcamos que nos confíen sus penas, incertidumbres y esperanzas. Es muy difícil abrir el corazón a una persona que recién se conoce. Agradezcamos también que nos den la oportunidad de ayudar. Ayudemos acompañando, poniéndonos al lado del que nos necesita. Ni atrás, ni adelante. 

Cuidemos al enfermo “como una madre cuida a su hijo enfermo” (San Camilo)

Mostremos un gran respeto por el enfermo y su familia. Jamás podemos permitirnos juzgar las actitudes o conductas pasadas, presentes o previstas. Solo acompañar aceptando como son. No tenemos autoridad para juzgar ni es nuestra misión. Cada paciente tiene una idea del mejor morir y para eso tenemos que trabajar, no para nuestra idea de cómo se muere mejor.

Respetemos sus creencias, ritos y costumbres evitando influir para que cambien por lo que a nosotros nos parece mejor o “mas sanador”. Recordemos la asimetría de poder entre la familia/enfermo y el equipo hospice. Es frecuente que acepten un rito o práctica sin convencimiento o aun a disgusto por no contradecir o por temor a  quedar mal con el equipo de salud.

Respetemos la autonomía del paciente y su familia. Siempre informemos que es lo que   ofrecemos hacer y obtengamos previamente, sin presiones, el consentimiento correspondiente.

Acordemos que el mejor acompañamiento es la escucha activa, empática y compasiva. A veces es suficiente acompañar solo en el silencio. Tomémonos el tiempo necesario para reflexionar y consultar antes de tomar decisiones. Son pocas las urgencias a las que   debemos proceder de inmediato. No hagamos “favores” o diligencias que no nos pidieron o por las que no consultamos antes. Pueden molestar o herir aunque nos parezcan las más oportunas y apropiadas. 

No somos parte de la familia. Avisemos antes de cada visita y pidamos permiso para ir. No corramos el riesgo de ser invasivos o de perturbar momentos en los que nuestra presencia pueda incomodar. Contribuyamos a un ambiente de serenidad y paz.

Evitemos comentar nuestros problemas o alegrías personales por pequeños que sean. El enfermo y la familia ya tienen bastante con lo suyo y expresar nuestras alegrías puede ser inoportuno. 

Presentemonos bien arreglados. La visita a un enfermo es cada vez una ocasión especial que requiere, por lo tanto, un especial cuidado de nuestro aspecto. El paciente y la familia nos observan y lo notan. 

EL  CUIDADO Y EL ACOMPAÑAMIENTO DEL PACIENTE Y SU FAMILIA ES EL OBJETO DEL SERVICIO HOSPICE Y EL QUE DA RAZÓN DE SER A NUESTRA FUNDACIÓN SOLATIUM PATAGONIA. 

(1) Thomas Mann fue Premio Nobel de literatura. La Montaña Mágica contiene conceptos y principios precursores del paliativismo por lo que, sumado a

El 1 octubre, 2024, publicado en: Novedades por

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